sábado, 23 de marzo de 2013

Pasó una tarde, pasó una mañana.



El tiempo vuela y es inexorable, la vida sigue su camino dejando en la cuneta a los que no le siguen en su ritmo.


Hemos vivido momentos amargos con la crisis política-social-religiosa-familiar. Me recuerda las  novelas de Trantor, las de la fundación. Desgraciadamente no ha aparecido aún el salvador de la crisis y seguimos caminando hacia el abismo.


Lo del terremoto de Japón y posterior maremoto ha superado las terribles expectativas de aquellos días, la situación actual es mucho peor de las vaticinadas por los políticos de turno, aquellos que decían que no era nada. Los muertos se han contado por miles y los afectados que no podrán volver a sus casas pasan de los 40 mil. Las generaciones futuras sufrirán las acciones malignas de la "beneficiosa y barata" energía nuclear que tanto ha proliferado en aquella zona y todos a una se han unido diciendo que aquello era una zona especial y que ello no se producirá nunca en este país y estamos a salvo y  bla bla bla. Lo datos reales son los 30 mil años que tendrán que pasar hasta que el ser humano pueda volver a pisar esa tierra sin demasiados riesgos.


Ridículos muñecos cautivos políticamente del que les ha encumbrado.


Las ricos han vuelto a ganar más dinero con el sufrimiento de los necesitados. Las necesidades creadas por los bancos y la propaganda han pasado factura a los mas débiles y ahora se ven abocados a la perdida de sus bienes, los de sus padres que les apoyaron y los de sus hijos que verán pasar el tiempo sin las oportunidades prometidas. El patrimonio tan dolorosamente conseguido se lo aprovechan oportunistas sin escrúpulos que acuden como carroñeros a la desgracia ajena. Si se puede pero no quieren.


La sanidad, la sanidad, la sanidad...se les llena la boca con la palabra y pretenden hacerla culpable de todos los males malísimos que nos asustan, su presupuesto tiene la culpa de todas las desgracias...o eso quieren hacernos ver.

Es una manera de desviar la atención de sus propias vigas en el ojo, no quieren que hablemos de sus tropelías, de sus chanchullos, de sus desmanes y  desplantes a la gente que les vota (a todos). Señorías, hablen ustedes de los sueldos "miserables" que cobran, de sus dietas innecesarias, de sus trapicheos en los cargos de libre designación, de sus prebendas como consejeros que no merecen serlo y dejen en paz a los electores que no lo son ya que las listas son cerradas. hablen de los chanchullos que han acabado con las cajas de ahorro que llevaban siglos haciendo una labor encomiable y se las han cargado en apenas una docena de años. La solución final la inventaron a finales del  siglo XVIII los vecinos del norte,

No tienten vds la suerte en demasía... el personal ya parece de poco aguante.

Locations of visitors to this page