lunes, 26 de enero de 2009

Atahualpa Yupanqui

Si hay una musica que me estremece, a es la de Jorge Cafrune, es la argentina de la pampa. Atahualpa Yupanqui es uno de los maximos referentes, hay muchos otros pero a nivel personal me llenan un poco menos.



Con su permiso me adentro,

aunque no soy convidao.

Pero en mi pago, un asao,

no es de naides y es de todos.

Voy a cantar a mi modo

después que haya churrasqueao.


Yo sé que muchos dirán

que peco de atrevimiento

si lanzo mi pensamiento

pa el rumbo que ya elegí.

Pero siempre he sido así:

Galopeador contra el viento.


La sangre tiene razones

que hacen engordar las venas.

Pena sobre pena y pena

hacen que uno pegue el grito.

La arena es un puñadito...

Pero hay montañas de arena.


No sé si mi canto es lindo,

o si saldrá medio triste.

Nunca fui zorzal, ni existe

plumaje más ordinario.

Yo soy pájaro corsario,

que no conoce el alpiste.


Vuelo porque no me arrastro,

que el arrastrarse es la ruina.

Anido en árbol de espina

lo mesmo que en cordillera,

sin aguantar las sonseras

del que vuela a lo gallina.


No me arrimo así no más

a los jardines floridos.

Sin querer, vivo advertido

pa no pisar el palito.

Hay pájaros que solitos

se entrampan, por presumidos.


Aunque mucho he traqueteao

no me engrilla la prudencia.

Es una falsa experiencia

vivir temblándole a todo.

Cada cual tiene su modo:

La rebelión es mi ciencia.


Yo soy de los del montón,

no soy flor de invernadero.

Igual que el trébol campero

crezco sin hacer barullo.

Me aprieto contra los yuyos

y así no aguanto el pampero.


Acostumbrao a las sierras,

yo nunca me sé marear,

y si me siento alabar

me voy yendo despacito.

Pero aquel que es compadrito,

paga, pa hacerse nombrar.


Si me dicen señor,

agradezco el homenaje,

mas soy gaucho entre el gauchaje,

y soy nadie entre los sabios,

y son para mí los agravios

que le hagan al paisanaje.


La vanidad es yuyo malo

que envenena toda huerta.

Es preciso estar alerta

manejando el azadón...

Pero no falta el varón

que la riega, hasta en su puerta.


El trabajo es cosa buena,

es lo mejor de la vida.

Pero la vida es perdida

trabajando en campo ajeno.

Unos trabajan de trueno...

y es para otros la llovida.


El estanciero presume

de gauchismo y arrogancia.

Él cree que es extravagancia

el que su peón viva mejor.

Mas no sabe este señor

que por su peón tiene estancia.


El que tenga sus reales

hace muy bien en cuidarlos.

Pero, si quiere aumentarlos,

que a la Ley no se haga el sordo,

que en tós los pucheros gordos

los choclos se vuelven malgos.


Yo vengo de muy abajo,

y muy arriba no estoy.

Al pobre mi canto doy,y

así lo paso contento,

porque estoy en mi elemento,

y ahí valgo por lo que soy.


Cantor que cante a los pobres

ni muerto se ha de callar,

pues donde vaya a parar

el canto de ese cristiano,

no ha de faltar el paisano

que lo haga resucitar.


Si alguna vuelta he cantao

ante panzudos patrones,

he espicañao las razones

profundas del pobrerío:

Yo no traiciono a los míos

por palmas ni patacones.


Si uno canta coplas de amor,

de potros, de domador,

de luceros y de estrellas,dicen:

¡ Qué cosas más bellas!

¡Si canta que es un primor!


Pero si uno, como es viejo,

por ahí se larga opinando,

el pobre se va acercandocon las orejas alerta...

Y el rico, vicha la puertay se aleja reculando.

Tal vez alguien haiga rodaotanto como rodé yo.

Pero le juro, créamelo,que ví tanta pobreza,

que comenté con tristeza:Dios por aquí no pasó...


Naides podrá señalarmeque canto por amargao.

Si he pasao las que he pasaoquiero servir de advertencia:

El rodar no será cencia,pero tampoco es pecao.


(C)Amigos, voy a dejarles,que está mi parte cumplida.

En la forma preferidade una milonga pampeada,

canté de manera llanaciertas cosas de la vida.


Ahora me voy, no sé adónde,pa mí todo rumbo es bueno.

Los campos, con ser ajenos,los cruzo de un galopito...

Guarida no necesito.Yo sé dormir al sereno.

Y aunque me quiten la vida,o engrillen mi libertad,

o aunque chamusquen, quizá,mi guitarra en los bodones,

han de vivir mis canciones el alma de los demás.

No me nombren, que es pecao, y no comenten mis trinos.

Yo me voy con mi destino Pa el lao donde el sol se pierde...

Tal vez, alguno se acuerdeque aquí cantó un argentino...

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